El cáncer de mama también afecta a los hombres
Los futuros fisioterapeutas reciben una formación especializada en la Universidad CEU UCH de Elche sobre prevención y reconstrucción
Siempre se asocia el cáncer de mama a las mujeres, pero también es una patología que padecen los hombres. Reconocer la importancia de la fisioterapia y la actividad física en la prevención y recuperación del cáncer de mama es el objetivo de la formación especializada que reciben los estudiantes del grado en la Universidad CEU UCH de Elche. Una formación que no solo busca impartir conocimientos, “sino también fomentar una comprensión más profunda de cómo la actividad física puede transformar el panorama de la atención médica para las pacientes de cáncer de mama”, aseguran Maribel Rocha y Belén Antón, profesoras de la CEU UCH.
“Queremos preparar a los futuros profesionales de la fisioterapia para ofrecer atención profesional de alta calidad y holística. Al dotar a los estudiantes con habilidades y conocimientos que incorporan la actividad física en su enfoque clínico, se les capacita para ser agentes de cambio en el cuidado de los pacientes, redefiniendo los estándares de la atención médica con un enfoque más integral y efectivo”, recalcan. Y para llevarlo a cabo han contado la asistencia de Jocelyne Rolland, con más de 45 años de experiencia en fisioterapia oncológica y como directora de la red de fisioterapeutas del cáncer de mama en Francia. En el seminario se ha abordado el vínculo crucial entre la actividad física y la salud antes, durante y después del tratamiento del cáncer de mama. Tanto Maribel como Belén nos ponen en contexto y aclaran algunas dudas sobre esta enfermedad.
Cáncer de mama: ¿De qué estamos hablando?
El crecimiento constante en los diagnósticos de cáncer de mama, con 167 casos al día identificados en Francia en 2022, refleja la magnitud de esta enfermedad en la sociedad actual. Aunque este incremento sugiere una mayor detección, se acompaña de un alentador descenso proporcional en las tasas de mortalidad. Este panorama subraya los avances en los tratamientos y la importancia de continuar abordando los desafíos asociados con el cáncer de mama.
Los retos inherentes al proceso de lucha contra el cáncer de mama son diversos y complejos. La extirpación y la reconstrucción son etapas cruciales, pero a menudo conllevan efectos secundarios que pueden afectar la calidad de vida de las mujeres afectadas. Entre estos efectos se incluyen cicatrices, sarcopenia, dolor, limitaciones en las articulaciones, neuropatías, fatiga, síndrome genitourinario de la menopausia, aumento de peso, linfedema en la mama, trombosis linfáticas superficiales (AWS), cardiotoxicidad, entre otros.
Este artículo no solo busca resaltar los desafíos, sino sobre todo subrayar cómo la fisioterapia, respaldada por evidencia científica, puede desempeñar un papel crucial en abordar estos efectos secundarios. La atención centrada en la paciente, personalizada y respaldada por el conocimiento científico, se erige como un pilar hacia la recuperación completa y la mejora continua en la calidad de vida de las mujeres afectadas por el cáncer de mama.
Estos efectos secundarios pueden provocar perturbaciones en la imagen corporal, ansiedad, miedo al movimiento, depresión y otros desafíos emocionales. Además, las consecuencias de las intervenciones quirúrgicas y la reconstrucción, como las cicatrices y la percepción de un cuerpo "extraño", también pueden ser difíciles de afrontar para las pacientes de cáncer de mama.
¿Cuál es el papel de la actividad física?
Los efectos secundarios deben ser gestionados para mejorar la calidad de vida y facilitar la (re)iniciación de la actividad física. Esto se logra a través de sesiones de fisioterapia activa y la práctica de actividad física con la supervisión del fisioterapeuta.
La actividad física desempeña un papel fundamental en la gestión de estos efectos secundarios, ya que puede ayudar a las pacientes a mejorar su movilidad, reducir el dolor, prevenir la pérdida de masa muscular (sarcopenia), abordar limitaciones articulares, manejar neuropatías y aliviar la fatiga entre otros. Esto ayuda a las pacientes a mejorar su fuerza y resistencia, facilita la (re)iniciación de la actividad física de una manera segura y controlada, y contribuye a la mejora de la calidad de vida en general.
Prevención del cáncer de mama: ¿Cuál es el papel del fisioterapeuta?
En la prevención primaria, donde se busca limitar los factores de riesgo modificables, es vital comprender la complejidad del inicio y desarrollo del cáncer de mama. La degradación del ADN marca el punto de partida, y los fisioterapeutas, a través de la educación y el apoyo, se convierten en guías esenciales para reducir los factores predisponentes que podrían propiciar el crecimiento de células cancerosas.
La prevención secundaria, por su parte, se convierte en un escenario donde la fisioterapia despliega sus beneficios de manera tangible. La mejora en los síntomas puede marcar una diferencia significativa en la vida de quienes enfrentan el cáncer de mama. Desde combatir la fatiga hasta influir positivamente en el bienestar emocional, los fisioterapeutas se erigen como pilares en la reducción de efectos secundarios del tratamiento, mejorando la calidad de vida y fortaleciendo la resiliencia de las pacientes.
La prevención terciaria, la última línea de defensa, se alza como un punto crucial en la supervivencia. Aquí, la rehabilitación y la actividad física supervisada se revelan como herramientas potentes. Datos impresionantes revelan una reducción significativa en tasas de recaída, mortalidad relacionada con el cáncer y, en general, una mayor supervivencia. En este contexto, los fisioterapeutas no solo se convierten en facilitadores de la recuperación musculoesquelética, sino también en guardianes de la esperanza, contribuyendo al bienestar general y al empoderamiento de las mujeres afectadas por el cáncer de mama.
¿Por qué la actividad física después de un cáncer de mama?
Observamos fisiológicamente los posibles efectos de la actividad física (PA) en el cáncer de mama (BC) y se destaca el papel significativo de la PA tanto en la prevención como en el manejo del BC a través de diversos mecanismos.
Los tres pilares sobre los que nos vamos a basar para la actividad física del paciente oncológico es resistencia, flexibilidad y fuerza. A partir de estos tres pilares vamos a poder encontrar la actividad física más conveniente para cada paciente o incluso realizarle un programa de ejercicios individualizado.
En conclusión, el valor de la actividad física en el proceso de recuperación post-diagnóstico de cáncer de mama es innegable. Más allá de ser un complemento, se erige como un pilar esencial que impulsa la mejora de la calidad de vida, la función física y la salud emocional de las mujeres afectadas. La fisioterapia, vista como un "servicio" integral de "buena salud", se revela como un faro desde la prevención hasta la recuperación, en cualquier fase del proceso de atención.
La creación de condiciones propicias para motivar y empoderar a los pacientes es crucial. La fisioterapia no solo se limita a la rehabilitación física, sino que también orienta hacia un nuevo estilo de vida activo y menos sedentario. Esta orientación, destinada a perdurar a lo largo de la vida, trasciende la recuperación inmediata y aborda la prevención del envejecimiento, subrayando la sostenibilidad de los beneficios a largo plazo.